lunes, 14 de marzo de 2011

Noticia

Bancos de sangre placentaria: ¿inversión o esperanza?

Karla, una niña mexicana con 9 años de edad padecía sarcoma de Swing, un tipo de tumor canceroso que afectaba su brazo derecho. Fue sometida a agresivos tratamientos con quimioterapia y radioterapia que no resultaron del todo exitosos. Ella sufrió una recaída y los cirujanos decidieron amputarle casi toda la extremidad. Agotadas las posibilidades, al final le aplicaron una terapia que resultó efectiva: un trasplante de células-madre hematopoyéticas de cordón umbilical.



Estas células-madre progenitoras proceden de sangre placentaria, pero se les llama de cordón umbilical porque se obtienen por esa vía. El médico mexicano José Eugenio Vázquez las obtuvo de un banco en 2008, donde permanecían congeladas a -196 °C y las trasplantó al torrente sanguíneo de Karla. Los padres de Karla contrataron ese servicio, una especie de “seguro biológico”, en caso de que surgiese una emergencia médica. Para ellos, la terapia regenerativa dejó de ser una esperanza y se convirtió en una realidad.

“Esto ocurrió hace más de dos años y medio y hoy la niña está en excelentes condiciones: toca batería, salta... le pusieron una prótesis y ahora está muy alegre; si ella no hubiera tenido las células de su cordón umbilical (disponibles para tratamiento) habría muerto”, relata Diana Pier, directora médica del Banco de Sangre de Cordón Umbilical, una de las doce empresas dedicadas a este tipo de actividades en el país.

20 mil trasplantes en el mundo
Desde 1992, cuando empezaron a hacerse en forma regular, se han registrado en el mundo 20 mil trasplantes de células-madre de cordón umbilical. En México se han hecho unas mil 500 operaciones de este tipo (en niños y recientemente en adultos), precisa Pier. La mayor parte se ha enfocado a leucemias (cáncer sanguíneo) así como a tratar deficiencias del sistema inmunitario o enfermedades hereditarias como el síndrome de Hunter. Además, cada día se multiplican los ensayos clínicos que buscan contrarrestar con ellas otros trastornos como parálisis cerebral o lesiones de la médula espinal, con la ventaja de que no requieren compatibilidad total (sólo de 70%), como sucede con las provenientes de médula ósea.

Pero también hay escepticismo en torno al número de personas que podrían beneficiarse con el resguardo de células-madre congeladas, lo que a su vez ha catapultado el debate sobre si debe darse prioridad a los bancos públicos de sangre (que podrían abarcar a un sector más amplio de la población) por encima de los privados.

El impulso a estas terapias debe darse mediante los bancos públicos, que ofrecen la recolección, procesamiento, análisis, selección y resguardo de las muestras sanguíneas con cargo a los sistemas de salud, además de poner el acervo a disposición de cualquier paciente que tenga compatibilidad o de la investigación. En contraste, los bancos privados aplican tarifas por esos servicios (el costo más bajo en México es de 92 dólares por pago anual más inscripción y pruebas); además, las células almacenadas sólo estarán disponibles para los donadores o sus familiares.

Eva Delia Calderón y Agustín López Munguía, de la Facultad de Química y el Instituto de Biotecnología de la UNAM, plantean una duda: “A pocos padres se les informa que la probabilidad de que su hijo llegue a usar la sangre de su cordón umbilical es de 1 en 10 mil, a decir del Centro de Sangre de Nueva York, o de 1 en 200 mil, según los Institutos Nacionales de Salud en E.U.”.

Un estudio de la Universidad de California en San Francisco publicado en 2009 en la revista Obstetrics & Gynecology concluyó que la inversión para contratar el resguardo en bancos privados sólo es costeable para las familias que poseen un hijo con altas probabilidades de requerir un trasplante de este tipo.

Referencia:
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/65020.html

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